La Gran Purga Comunista
¿Saben ustedes que fue la «Gran Purga Comunista»? Entre 1936 y 1938 la Unión Soviética fusiló a unas 750.000 personas (algunas fuentes hablan de dos millones) y envió a los campos de concentración administrados por la Dirección General de Campos y Colonias de Trabajo Correccional (GULAG) a más de millón de personas.
Oficialmente la Gran Purga comenzó el 30 de julio de 1937 cuando Iósif Vissariónovich Dzhugashvili (Stalin) dictó la orden operativa número 47, pero desde que se hicieron con el poder los bolcheviques se llevaban a cabo campañas y persecuciones políticas en la Unión Soviética.
En la orden operativa número 47 Stalin asignaba a un comisario político en cada división administrativa de la Unión Soviética con la autoridad de ordenar arrestos y ejecuciones sumarísimas cuando entendieran que existían “actividades contrarrevolucionarias”.
Para conseguir que los detenidos confesaran, el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética permitió que la policía secreta, la NKVD utilizará la tortura. Todo vale para acabar con los “enemigos del pueblo”.
La NKVD, el Comisariado del Pueblo para el Interior, había sido creada por Stalin el 10 de julio de 1934 con Nikolay Yezhov al frente. Esta policía secreta era una herramienta de aparato de terror a las órdenes directas del “padrecito”.
¿Cómo torturaba la NKVD? Golpeaban a los acusados diariamente, no les dejaban dormir, los mantenían de pie todo el día y toda la noche y los dejaban sin comida durante días. También los amenazaban con arrestar y ejecutar a sus familias.
Evidente los acusados confesaban que habían participado en todo tipo de crímenes contra la Unión Soviética, que eran colaboradores de los nazis, que tenían pensado asesinar a Stalin e incluso, si les hubieran insistido, que eran bomberos toreros.
Fueron famosos los tres juicios de Moscú. En ellos se juzgaron a varios mandatarios comunistas acusados de desintegrar la Unión Soviética, restaurar el capitalismo y conspirar para asesinar a Stalin. Se juzgaron a 54 prebostes y fueron ejecutados 50.
Muchos de ellos confesaron a cambio de que se respetaran la vida de sus familiares. Así se les prometía, pero una vez que eran ejecutados, sus familiares eran pasados por las armas o los enviaban a los campos de concentración donde también morían.
El Ejército Rojo también fue purgado. La NKVD intervino en todos los cuarteles. Fueron ejecutados 213 generales, 8 almirantes y cerca de 30.000 oficiales y suboficiales desde comandantes a sargentos.
Stalin fue especialmente cruel con el mariscal Mihail Tujachevsky, héroe de la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Rusa. Una vez ejecutado mandó asesinar a su esposa, a su madre, a dos hermanos y hermana y deportó a sus dos exmujeres a un campo de concentración.
Miles de profesores de escuela y universitarios fueron purgados (en Bielorrusia el 87 % de los maestros), científicos, intelectuales, periodistas, escritores, actores, (la actriz Zinaida Raij fue asesinada a puñaladas en los ojos) músicos, fueron ejecutados o deportados a campos de concentración.
También fueron ejecutados o deportados religiosos fueran cristianos ortodoxos, musulmanes, protestantes, budistas, judíos, … Por ejemplo, se cerraron 19.000 iglesias y se ejecutaron a sus sacerdotes. También fueron asesinados 35.000 lamas budistas.
Stalin dio por terminada la Gran Purga el 17 de noviembre de 1938 cuando cesó como jefe de la NKVD a Yezhov y nombró a Beria, que a su vez comenzó una purga en la propia policía secreta fusilando al propio Yezhov y a todos los altos oficiales. Yezhov sufrió el «photoshop» soviético.
¿Y occidente que hacía mientras se producía la Gran Purga? Solamente se enteró cuando algunos prisioneros lograron escaparse de los campos de concentración y cruzar la frontera de la URSS. Muchos “intelectuales” no les creyeron.
Stalin se limitó a continuar con la «tarea» que había empezado Lenin, el Terror Rojo: más de un millón de personas asesinadas por motivos políticos o religiosos, 300.000 cosacos asesinados, miles de trabajadores por hacer huelga, millones de muertos por hambrunas, …
Algunos autores afirman que realmente la «Gran Purga» acabó cuando Ramón Mercader, barcelonés y agente de la NKVD, acabó con la vida del máximo enemigo de Stalin utilizando un piolet: León Trotski. Ocurrió en México.