Diego de León, el general que intentó secuestrar a Isabel II
general Diego de León
El 15 de octubre de 1841 fue fusilado el general Diego de León en el paseo de los Pontones de Madrid. ¿Su delito? Haber tratado de secuestrar a la por entonces niña Isabel II en el Palacio Real de Madrid. Cordobés, era considerado «la mejor lanza del reino». Tenía 34 años.
Diego de León se hizo celebre durante la Primera Guerra Carlista al destacar por su gran valor. Siendo comandante de escuadrón en el Regimiento de Lanceros de la Guardia Real marchaba al frente de sus hombres en los ataques y cargaba donde el enemigo era mayor número.
Encontrándose con su escuadrón en el pueblos Los Arcos de Navarra se enfrentó a una columna carlista muy superior en número al frente de sus 72 jinetes dispersándola. El general Aldama le impuso la Gran Cruz Laureada de San Fernando en el mismo campo de batalla.
¿Y por qué motivo trató de secuestra a la reina niña? Diego de León participaba en un complot para desalojar de la regencia al general Espartero que decían q se había convertido en un dictador. Quería llevar a Isabel II a París donde se encontraba exiliada su madre María Cristina.
Diego de León ordenó a Gutierrez de la Concha que acudiera al frente del regimiento del Príncipe al Palacio Real de Madrid en la noche del 7 al 8 de octubre de 1841. Una vez dentro del edificio trataron de acceder a los aposentos de la reina pero lo impidieron los alabarderos.
El general Diego de León llegó al Palacio Real y comprendió que la intentona golpista había fracasado. Decidió entonces huir por el Campo del Moro , los jardines del palacio, Fue detenido en as cercanías de Colmenar Viejo por los propios húsares de su regimiento.
Sus compañeros del regimiento le instaron a que huyera a Portugal pero Diego de León se negó. Fue trasladado a Madrid donde fue sometido a Consejo de Guerra que le condenó a muerte. Baldomero Espartero negó todas las peticiones de indulto incluida la del general Castaños.
Diego de León fue llevado en una carreta al lugar de la ejecución. Una vez llegó a la Puerta de Toledo se le leyó la sentencia. Elegido el lugar para el fusilamiento el propio general vestido con uniforme de gala dirigió el pelotón de fusilamiento: «No tembléis, al corazón.»
