Francisco de Quevedo: «Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen»

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Hace 376 años falleció en Villanueva de los Infantes, D. Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, enemigo acérrimo de Góngora, ese «hombre a una nariz pegado, un reloj de sol mal encarado, un elefante boca arriba, un hombre de un narcisismo infinito».

Francisco de Quevedo, autor de la frase «todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen”, fue bautizado en la iglesia de San Ginés, en la calle Arenal, muy cerca de la Puerta del Sol de Madrid.

Nació en Madrid el 14 de septiembre de 1580. Provenía de una familia de hidalgos nacidos en las montañas de Cantabria que trabajaban en la Corte. Su padre fue secretario de la hermana del rey, María de Austria y con posterioridad de la cuarta esposa de Felipe II, Ana de Austria.

Ana de Austria, Cuarta esposa de Felipe II

El joven Quevedo estudió en el Colegio Imperial de los Jesuitas de Madrid, actual Instituto de San Isidro. También curso estudios en la Universidades de Alcalá de Henares y en la de Valladolid donde empezó a ser conocido como gran poeta y comenzó su rivalidad con Góngora.

Universidad de Alcalá

Tendía a tirar de la espada con frecuencia. De hecho en la calle Mayor de Madrid asestó una cuchillada en el brazo a un capitán llamado Rodríguez y en la plaza de San Martín envió a criar malvas a un sujeto que importunaba a una dama.

Inició una relación con el duque de Osuna en el año 1606 mientras cursaba estudios de teología. Acabó siendo su amigo, consejero y secretario. En 1613 acompañó al duque a Sicilia cuando fue nombrado virrey viéndose envuelto en numerosas intrigas y alguna que otra conjura.

Pedro Telléz-Grirón y Velasco, III duque de Osuna

La afilada pluma de Francisco de Quevedo se enfrentó en muchas ocasiones al poder. De hecho acusó al Conde Duque de Olivares de proporcionar al rey placer para distraer al monarca y poder manejar el reino a su antojo. Felipe IV tuvo más de 40 hijos…

La Plaza de la Villa desde la calle del Codo. Aquí tenía la costumbre de orinar Quevedo tras de sus juergas. Los vecinos molestos le colocaron una cruz con un cartel en que se podía leer: «No se mea donde hay una cruz». D. Francisco contestó: «No se coloca una cruz donde se mea».

Sus pendencias y enfrentamientos con el poder le llevaron a visitar los calabozos. «Visitó» alguna vez la Cárcel de la Corte de Madrid, el edificio donde actualmente se encuentra actualmente el Ministerio de Asuntos Exteriores que fue construido por orden de Felipe IV en 1629.

Quevedo también estuvo preso en una celda del Convento de San Marcos de León cuando contaba con 61 años de edad. Estuvo más de tres años allí encerrado a causa de una denuncia por traición y sus relaciones con la diplomacia francesa. Salió de la prisión muy mermado de salud.

Francisco de Quevedo falleció el 8 de septiembre de 1645 en el convento de los dominicos de Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real, Aún se conserva la celda en que falleció.

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