María Estrada de Farfán, la mujer soldado de Hernán Cortés
¿Sabían ustedes que las huestes del gran Hernán Cortés contaron con varias mujeres soldado españolas en su lucha contra la tiranía azteca?
Una de ellas se llamaba María Estrada de Farfán. Pudo haber nacido en Sevilla y era hermana de un marinero que acompañó a Colón en sus viajes.
María Estrada de Farfán debió llegar al Caribe en el año 1509, pues fue una de los tres españoles que se salvó de la masacre que unos taínos llevaron a cabo en la desde entonces llamada bahía de Matanzas, en la isla de Cuba. Según Lucena, «su hermosura la salvara de morir».
Durante varios años vivió como prisionera de los taínos. Una vez liberada se casó con Pedro Sánchez de Farfán, el cual se alistó en el ejército de Cortés que en noviembre de 1518 partió para el actual México. María Estrada de Farfán llegó a los dominios aztecas en abril de 1520 en la expedición de Pánfilo de Narváez.
Encontrándose junto a su marido, cuentan los cronistas Bernal del Castillo y Muñoz Camargo que batalló contra los aztecas «como los hombres». Manejaba diestramente la espada, la rodela y la lanza. Luchaba tanto a pie como a caballo.
Estuvo presente en la «Noche Triste», donde miles de aztecas trataron de acabar con Hernán Cortés y su ejército cuando abandonaban Tenochtitlan en la medianoche del 30 de junio de 1520.
También participó en la decisiva batalla de Otumba, donde Camargo afirma que «con una espada y una rodela en las manos, peleando valerosamente con tanta furia y ánimo, que excedía al esfuerzo de cualquier varón, por esforzado y animoso que fuera, que a los propios nuestros ponía espanto» .
Cortés la premió con la encomienda de las ciudades de Hueyapan, Nepupualco y Tetela del Volcán. Los cronistas cuentan que «rica y reconocida peleó hasta el final y no dudó en protestar incluso ante el rey Carlos I por hacerle pagar demasiados impuestos.»
María Estrada de Farfán puede ser un ancestro de los muchos Estrada que hay en Mejico. Téngase en cuenta que durante mucho tiempo el apellido del varón no era siempre el primero al bautizarse. Aparte de ciertos usos y costumbres locales, a veces, incluso se adoptaba el de una abuela. También se buscaba perpetuar el linaje más poderoso o más antiguo.