La Mezquita-Catedral de Córdoba es templo cristiano desde 1236 cuando Fernando III el Santo la convirtió en catedral y lo dedicó a la Virgen María. Pudo haber destruido el edificio, pero no lo hizo. De hecho numerosas mezquitas se construyeron sobre Iglesias y al contrario.
Por ejemplo, la catedral de Toledo está construida sobre la mezquita mayor que a su vez se había erigido sobre la iglesia de Santa María. La catedral de Sevilla también está edificada sobre la mezquita mayor de la ciudad. La mezquita de Córdoba se construyó sobre un edificio visigodo.
En el mundo son numerosas las iglesias o catedrales que han sido convertidas en mezquitas siendo la más famosa la catedral de Santa Sofía. Durante casi mil años fue la catedral ortodoxa bizantina de rito oriental de Constantinopla. Desde el 29 de mayo de 1453 es una mezquita.

La Mezquita-Catedral de Córdoba es propiedad de la Iglesia Católica desde 1236. Todos las demandas y denuncias presentadas ante la Administración y los Juzgados que han tratado de discutirla han sido archivadas. Por cierto, el acceso al Registro no otorga la propiedad, solamente la publicita:
“Se ha pretendido criticar la inscripción (inmatriculación) en el Registro de la Propiedad hace diez años, olvidando que el acceso al Registro no otorga la propiedad, solamente la publicita. Se quiere desconocer que el procedimiento de inmatriculación utilizado por la Iglesia, y que ha estado vigente hasta el año pasado, tenía un origen histórico justificado por la creación del Registro de la Propiedad en 1861 y los problemas consecuencia de las leyes desamortizadoras, y basta examinar las normas al respecto de los siglos XIX y XX. El acceso al Registro de los templos católicos estuvo impedido hasta 1998, cuando se suprimió esta discriminación a la Iglesia católica respecto del resto de las confesiones, que sí podían inscribir sus lugares de culto.”
Pequeña historia de la Catedral-Mezquita de Córdoba
En el lugar que ahora ocupa la Mezquita-Catedral se erigía la basílica visigoda de San Vicente Mártir. Tras la conquista musulmana de la península ibérica, la basílica fue inicialmente compartida por cristianos y musulmanes hasta que en el año 785 el emir Abderramán I adquirió el terreno y ordenó la demolición de la basílica para construir la Mezquita de Córdoba.
Bajo el dominio de los sucesivos califas, la mezquita se fue ampliando en distintas fases. Abderramán II, Abderramán III, Al-Hakam II y Almanzor contribuyeron a su crecimiento, añadiendo naves, ampliando el patio y embelleciendo el interior. Las joyas de este proceso es el espectacular mihrab de Al-Hakam II, una obra maestra del arte califal con intrincados mosaicos y arcos entrelazados y la sala de columnas que parece un «bosque» de columnas que no parece tener fin.

Como hemos anticipado, en 1236, con la reconquista de Córdoba por el rey Fernando III el Santo, el edificio no fue destruido sino que se convirtió en una catedral católica bajo la advocación de Santa María añadiéndose varias capillas. Por último, en el corazón de la antigua mezquita, se insertó en el siglo XVI una nueva Capilla Mayor y un crucero renacentista. Esta «catedral metida en la mezquita» es la pieza clave que define la dualidad del monumento.