La masacre del Cuartel de la Montaña
El 20 de julio de 1936 milicianos y civiles partidarios del Frente Popular entraron en el Cuartel de la Montaña y asesinaron a sangre fría entre 500 y 900 personas. Aquellos que tanto recuerdan la «memoria histórica» sólo rememoran los crímenes de un bando.
El encargado de la sublevación contra la Segunda República en julio de 1936 era el general Fanjul. En vez de tomar los sitios claves de la capital de España decidió parapetarse en el Cuartel de la Montaña proclamando el estado de guerra. En el cuartel había unos 1500 hombres.
El plan de Fanjul era tomar Madrid después de recibir refuerzos desde la guarniciones de Campamento, Getafe y Cuatro Vientos. Ese auxilio jamás llegó. En la tarde del 19 de julio de 1936 varias compañías de la Guardia Civil y Guardias de Asalto rodearon el edificio.
Acompañaban a las Fuerzas de Orden Público, milicianos de partidos del Frente Popular. Durante la tarde del 19 de julio se intercambiaron sitiadores y sitiados numerosos disparos de fusilería. Durante la noche se emplazaron en la Plaza de España tres piezas de artillería.
A las siete de la mañana del 20 de julio las fuerzas leales al gobierno del Frente Popular comienzan a disparar los cañones provocando graves desperfectos en el edificio. A las nueve de la mañana varias compañías de la Guardia Ciivl logran entrar en el Cuartel.
Los sublevados se rinden. Entonces la Guardia Ciivl abre las puertas del Cuartel que daban a la Plaza de España permitiendo la entrada a cientos de milicianos del Frente Popular. Comienza la masacre. Los defensores del cuartel son asesinados mediante disparos a quemarropa.
Otros muchos son asesinados a hachazos, cuchilladas y mazazos. Otros tantos son arrojados desde el tercer piso del Cuartel al interior del patio y rematados a patadas cuando caen al suelo. Varios grupos de los rendidos son sacados del cuartel y fusilados en sus muros.
Los sobrevivientes, y los que no lograron escapar, fueron enviados a la cárcel modelo de Madrid. El general Fanjul y su hijo, teniente médico, fueron juzgados por rebelión militar y fusilados el 15 de agosto de ese mismo mes.
Los milicianos justificaron la masacre en base a que se había sacado una bandera blanca y que cuando se acercó la masa, fue disparada desde el cuartel. Pero esa bandera la izaron unos soldados que no eran partidarios de la rebelión, no significaba la rendición del cuartel.
Varios militares lograron salvarse haciendo pensar a los milicianos que estaban en el cuartel en contra de su voluntad. Algunos lograron escapar cuando los milicianos entraron en el cuartel aprovechando el caos para fugarse. Otros oficiales se hicieron pasar por soldados.
El militar de la foto se llamaba Francisco de Ussía Gavalda. Iba a ser fusilado cuando apareció su amigo Rafael Orozco vestido de soldado gritando muy excitado diciendo: «A este me lo llevo yo que es un tío muy importante. Lo fusilaremos después de tomarle declaración.»
Una vez en la calle Ferraz ambos se abrazaron, se separaron y Francisco de Ussía se refugió en la embajada de Chile. Esta historia se cuenta en el libro de Manuel Iglesias-Sarria y Puga, tío del famoso cantante Julio Iglesias que vivió aquellos hechos en primera persona.