Leovigildo, el primer rey visigodo hispano

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Leovigildo será el primer rey visigodo hispano, el primero que se corona al estilo bizantino con diadema de oro adornada con gemas engastadas, el primero en utilizar un trono para sentarse ante sus súbditos y en utilizar el manto púrpura.

Como es bien conocido en el año 410 los visigodos siendo su rey Alarico invadieron Italia y saquearon Roma. Ataulfo, sucesor de Alarico, conducirá al pueblo visigodo a la Galia, conquistando Narbona, Tolosa y Burdeos, después cruzará los Pirineos y se instalará en Barcelona donde morirá asesinado.

El rey Walia llegó a un acuerdo con el Imperio en el año 416: los visigodos a cambio de tierras en la Aquitania y la Narbonense se comprometen a defender los intereses de Roma contra los pueblos germánicos que por entonces se habían instalado en Hispania: los vándalos asdingos y silingos, suevos y alanos.

Año a año los visigodos consolidan su presencia en el sur de la Galia y forman un estado con capital en Tolosa que en el año 476 consigue la independencia total del Roma al ser depuesto el último emperador Flavio Rómulo Augusto.

Este estado constituye un obstáculo para otro pueblo que está asentado en el norte de la Galia, los francos. Los visigodos serán derrotados por los francos en la batalla de Vouillé en el año 507.

La presión de los francos lleva a que los visigodos se vayan trasladando a la Península Ibérica a pesar del apoyo que les prestan los ostrogodos que ocupan Italia. De hecho, el rey Atanagildo instala su corte en Toledo en el año 567 a pesar de que gran parte de la nobleza visigoda sigue en la Galia, en Septimania.

En el año 571 accede al trono del Regnum Gothorum, el reino de los visigodos, Leovigildo. Las fuentes no nos permiten saber con certeza ni quien fue su padre ni su madre. Se presume que era hijo del general ostrogodo Liuvirit que en entre los años 523 y 526 desempeño las funciones de general en jefe de las fuerzas de Teodorico el Amalo en la Península Ibérica.

También se estima que Leovigildo pertenecía a una familia con poder en Aquitania y que era hermano de Liuva que fue elegido Rey en Narbona a la muerte de Atanagildo a mediados del 567. Atanagildo no fue asesinado, murió de forma natural (siempre es importante aclararlo cuando nos acercamos a los monarcas visigodos…)

Liuva no era hijo de Atanagildo. Accedió al trono tras ser elegido por la nobleza visigoda. Cinco meses tardaron en tomar la decisión. Tal y como hemos manifestado con anterioridad el reino se encontraba en peligro a causa de las invasiones de los francos por el norte, ahora además por amenaza bizantina que tenían posesiones en el sur y levante de la Península Ibérica y de las disensiones con los nobles que amenazaban su poder en las posesiones visigodas de las actuales Francia y España.

Por los motivos anteriormente expuestos Liuva decidió dividir el poder: se reservó para sí la provincia de la Narbonense amenazada por los francos y cedió a su hermano Leovigildo en 569 el gobierno del resto de las posesiones territoriales de los visigodos, por aquel entonces la Tarraconense, parte de la Cartaginense, Lusitania y parte de la Bética. Liuva falleció en el año 572 en su residencia de Narbona por lo que dejó a Leovigildo el trono para ejercerlo en solitario.

Leovigildo será el primer rey visigodo hispano, el primero que se corona al estilo bizantino con diadema de oro adornada con gemas engastadas, el primero en utilizar un trono para sentarse ante sus súbditos y en utilizar el manto púrpura.

La primera decisión que tomó Leovigildo le aseguró el apoyo del sector de la nobleza que había sido partidaria del anterior rey Atanagildo: se casó con su viuda, la reina Goswinta. De un matrimonio anterior del que desconocemos el nombre de la mujer nacieron Hermenegildo y Recaredo.

Después se lanzó a restablecer los límites del reino de los godos que había quedado mermado debido a varios levantamientos. Tomó Baza y otras zonas próximas y en el año 571 conquistó Medina Sidonia fijando los límites del Imperio Romano de Oriente, de Bizancio, en la Península Ibérica. La provincia bizantina de Spania se extendía directa o indirectamente sobre la mayor parte de las actuales regiones de Andalucía, Murcia y Valencia, más Ceuta y Tánger al otro lado del estrecho. Los bizantinos ante el peligro de ser desalojados de todos sus dominios en la Península pidieron un tratado de paz fruto del cual la provincia de Spania quedó limitada a la franja litoral.

Fuente: Wikipedia

Al año siguiente se hizo con la rebelde Córdoba y sus alrededores que por entonces estaba en poder de una aristocracia hispanorromana que discutía su liderazgo. Ese año 572 logra que toda la comarca de Córdoba hasta la Sierra de Ronda se incorpore a su reino.

Aplacada la amenaza de Bizancio y de los hispanorromanos díscolos en el sur de la península, Leovigildo giró sus ojos hacia el norte donde estaba el Regnum Suevorum y varios enclaves que se encontraban en un estado de semi independencia tales como Sabaria, entre las actuales Zamora, Salamanca y Valladolid; Orospeda, entre las sierras del Segura y Cazorla, la ciudad de Amaya de etnia cántabra y los montes de los Arucones en las montañas de Orense.

En el año 573 las tropas de Leovigildo tomaron la región de Sabaria, al año siguiente se dirigieron a Cantabria que por entonces no coincidía con la actual comunidad autónoma pues alcanzaría el norte de la provincia de Burgos, el alto Ebro y parte de La Rioja.

En el año 575 el ejército visigodo hizo preso a un líder local de nombre Aspidio que gobernaba ajeno a la autoridad de Leovigildo en zona que se conocía como los montes Aregenses y que encontraría en la actual provincia de Orense. También se hace con Astorga.

Desde esa plaza actualmente leonesa Leovigildo emprende la conquista del Reino de los Suevos. Rápidamente caerán Orense, Braga, Oporto no quedándole más remedio al rey suevo Miro de pedir la paz que fue aceptada respetando Leovigildo las posesiones suevas pero dejando claro quién mandaba en la Península Ibérica.

En el año 577 las tropas de Leovigildo se dirigieron a Oróspeda una región que se debía encontrar entre las serranías de Cazorla y Segura y que estaba gobernada por aristócratas hispanorromanos. Tuvieron que sofocar una rebelión de campesinos que no aceptaban el dominio visigodo pero en el año 578 la asonada ya estaba sofocada.

La rebelión de Hermenegildo

En el año 579 el hijo mayor de Leovigildo se casó con la princesa franca y de religión católica Ingunda, hija del rey Sigiberto de Austrasia. En este punto es conveniente recordar que Leovigildo y sus hijos profesaban el arrianismo.

Cuando Ingunda se casó con Hermenegildo se negó a convertirse al arrianismo, conservando su fe católica lo que desagradó en gran manera a Goswinta, esposa de Leovigildo, que se había convertido al arrianismo cuando se desposó con el padre de Hermenegildo. La tradición dice que ambas mujeres llegaron incluso a las manos para resolver sus diferencias.

Harto de esa situación en su corte, Leovigildo envió a hijo y a su nuera a Sevilla para que desde esa ciudad gobernara la Bética. Y en vez de convertirse Ingunda al arrianismo, influido por el obispo Leandro de Sevilla, Hermenegildo se convirtió al catolicismo.

Pero hay más, ofendido por la expulsión de la corte de padre encabezó una rebelión contra él para tratar de usurparle el trono proclamándose rey contando con apoyos centrados en Sevilla, Córdoba y Mérida además de dos de los enemigos del reino visigodo: el Regnum Suevorum y el Imperio Romano de Oriente.

¿Y que hizo Leovigildo?

Para congraciarse con los católicos, convocó un sínodo de obispos arrianos en el que se eliminaron todos los posibles obstáculos para que un católico pudiera cambiarse el arrianismo de forma que ahora podían ser arrianos todos sus súbitos sin necesidad de pertenecer a la clase dirigente. Los católicos ya no tenían que volver a bautizarse si querían pasarse al arrianismo.

En el sínodo también se estableció que la Iglesia arriana aceptare la divinidad completa del Hijo. Ahora aceptaba que Dios y el Hijo eran dioses pretendiendo que los católicos se convirtieran al arrianismo. Como bien se sabe, el credo romano predica la Santísima Trinidad: tanto el Padre, como el Hijo y el Espíritu Santo.

En el año 582 Leovigildo se puso al frente de un poderoso ejército y atacó primero a Mérida. Cáceres y Badajoz. Tomadas estas ciudades puso su punto de mira en Sevilla donde su hijo y su nuera residían.

Hermenegildo necesitaba de sus aliados para hacer frente al ejército de su padre. Únicamente acudieron a su llamada los suevos pues los bizantinos prefirieron mantenerse al margen a pesar de los acuerdos alcanzados.

El rey Mirón de los suevos pretendía apoyando a Hermenegildo librarse de la sumisión del reino suevo a los visigodos. No lo logró. Las tropas suevas fueron derrotadas y nada más producirse la derrota el rey Miro falleció pasando el reino suevo a su hijo Eborico que volvió a pactar con Leovigildo.

Hermenegildo quedó encerrado en un castillo cercano a Sevilla donde logró resistir durante un año. Desde ese castillo huyó a Córdoba en el año 584 esperando que allí acudieran los refuerzos bizantinos que jamás llegaron. A la postre las tropas de Leovigildo tomaron Córdoba y apresaron al hijo rebelde que fue enviado preso a Valencia que sería ejecutado por un nombre llamado Sisberto en Tarragona al año siguiente.

El fin del Regnum Suevorum

Cuando el rey suevo Eborico volvió a sus dominios, fue privado del trono por un noble llamado Andeca lo que fue considerado por Leovigildo como una rebelión.

Un ejército visigodo invadió en el año 585 el reino suevo, apresó a Audeca, convirtió Gaellicia en una provincia unificando la mayoría de los territorios de Hispania bajo el reinado de Leovigildo.

Leovigildo falleció en Toledo en el año 586 dejando a su hijo Recaredo como el favorito para sucederle como así ocurrió.

Fuentes:

Real Academia de la Historia

La España de los Siglos VI a XIII

Historia de los Visigodos

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