La reina católica Isabel I de Castilla pidió en su testamento ser enterrada en Granada
El 26 de noviembre de 1504 fallecía en Medina del Campo la reina católica Isabel I de Castilla, responsable junto a su marido Fernando, de la victoria de las armas cristianas sobre el Reino Nazarí de Granada, último enclave de poder del Islam en España.
Isabel I de Castilla pidió en su testamento ser enterrada en primer lugar en el Convento de San Francisco que estaba en la Alhambra de Granada, sino pudiera ser en San Juan de los Reyes en Toledo y si tampoco fuera posible en el Monasterio de San Antonio de Segovia.
«Y QUIERO y mando que mi cuerpo sea sepultado en el monasterio de San Francisco, que está en la Alhambra de la ciudad de Granada, rodeada de religiosos y religiosas de la dicha orden, vestida con el hábito del bienaventurado pobre de Jesucristo San Francisco, en una sepultura baja sin adorno, salvo una losa baja en el suelo, llana, con sus letras esculpidas en ella.»
Enterrada en el Convento de San Francisco en la Alhambra
Cumpliendo la voluntad de la reina católica Isabel fue enterrada en el Convento de San Francisco en la Alhambra, hoy Parador Nacional de Turismo, “vestida con el hábito del bienaventurado pobre de Jesucristo San Francisco, en una sepultura baja sin adorno.”
El rey católico Fernando falleció el 23 de enero de 1516. Su cuerpo fue enterrado también en el Convento de San Francisco en la Alhambra a la espera de que se finalizara la Capilla Real en la Catedral de Granada, mandada construir por la reina católica Isabel I de Castilla.
“Pero quiero y mando que si el rey mi señor eligiera sepultura en otra iglesia o monasterio de cualquier otra parte o lugar de mis reinos, que mi cuerpo sea allí trasladado y sepultado junto con el cuerpo de su señoría, porque el ayuntamiento que tuvimos en vida y que nuestras almas espero en la misericordia de Dios alcancen en el cielo, lo tengan y representen nuestros cuerpos en el suelo”
Carlos I de España y V de Alemania
El nieto de los Reyes Católicos, el Emperador y Rey Nuestro Señor Carlos, ordenó trasladar los restos de sus abuelos a la Capilla Real de Granada y así se hizo el 10 de noviembre de 1521: “Hízose una procesión muy solemne, desde la Alhambra hasta la dicha Capilla Real”.
Y en la Capilla Real de Granada descansan los restos de los Reyes Católicos Isabel y Fernando. El título de “católicos” les fue dado por el papa Alejandro VI en el año 1496 en razón de sus “egregias virtudes de señalado celo de la fe católica y devoción a la Iglesia Romana.”
El sepulcro de los Reyes Católicos tiene el siguiente epitafio: “En este sepulcro de mármol descansan los dos esposo unánimes, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, derrocadores de la secta de Mahoma, aniquiladores de la herética pravedad, apellidados los Católicos”.
Pocas veces en la Historia tuvo país alguno tan grande Reina como La Católica. Solo conozco una comparable, que no mejor, que fue Leonor de Aquitania, casada primero con Luis Capeto, rey de Francia, conocido como El Monge y repudiada por éste, por parir solo mujeres; y casada posteriormente con Enrique Plantagenet, rey de Inglaterra, siendo en ese periodo la madre de cuatro hombres, dos de ellos de vital importancia para esa Isla, Ricardo, conocido como Corazón de León, Juan, conocido como Sin Tierra, rey a la muerte de su hermano Ricardo y que, al contrario de lo que se cree, fue un buen rey; pero ninguna tuvo la importancia y la influencia de Isabel de Castilla en la Historia del Mundo.