Chindasvinto, el terrible rey anciano
Chindasvinto sucedió a Tulga en el año 642 gracias a encabezar una rebelión sin que sepamos las razones que la motivaron. Quizás fuera porque Tulga no fuera apto por el trono o porque un sector de los nobles, a pesar de haberse cumplido con el canon 75 del Concilio de Toledo cuando subió al trono, no estaba de acuerdo con su nombramiento.
El caso es que Chindasvinto (también mencionado como Quindasvinto) se hizo con el trono visigodo encabezando una poderosa coalición nobiliaria gracias a las armas a la provecta edad de 79 años. Podemos hablar del anciando Chindasvinto, sobre todo en aquella época que raramente se alcanzaban los 50 años.
Parece ser que Chindasvinto era un duque y que se rebeló en Pampalica, actual Pampliega, provincia de Burgos. Respeto la vida de Tulga pero fue tonsurado y obligado a profesar como monje en un monasterio donde pasaría el resto de su vida.
Chindasvinto fue ungido rey el 30 de abril de 642 por una asamblea de obispos y nobles. Una vez entronizado comenzó una purga feroz contra los nobles visigodos que se oponían o se podían oponer a su reinado: según Fedregario, cronista contemporáneo del monarca, ordenó la ejecución de 200 miembros de la alta nobleza y otros 500 de menor rango. Otros muchos, quizás miles, incluidos eclesiásticos tuvieron que huir más allá de las fronteras visigodas para no encontrar el mismo destino.
Una vez terminada la purga, repartió los bienes de los ejecutados entre su círculo de confianza, lo cual adjuntaba las viudas e hijos de sus víctimas, uniendo fuertemente a su persona y a la causa de su familia a un grupo de nobles mediante la concesión de privilegios y prebendas.
También limitó los derechos de asilo que tenían las iglesias y monasterios para evitar que los nobles levantiscos pudieran refugiarse tras sus muros. Por otra parte, situó a los funcionarios laicos bajo la inspección de los obispos y estableció que aquellos que fueran descubiertos quedándose con fondos propiedad del tesoro real tendrían que devolver el doble de robado.
Además. promulgó una ley que establecía la venta en el extranjero como esclavos de aquellos que se opusieran a la voluntad real además de que podían ser condenados al exilio, a la confiscación de bienes y a la muerte. También se les podía sacar los ojos.
Chindasvinto concedió privilegios y funciones de gobierno a ciertos esclavos reales creando una “nobleza de servicio” a imitación de la bizantina
Todas esas leyes se convalidaron en el VII Concilio de Toledo que se celebró en el año 646 sin la presencia del rey y con un quorum que no alcanzaba a la mitad de los convocados. Quizás fuera por el miedo que el anciano rey inspiraba por entonces en nobles y prelados. No estar en sus cercanías podía evitar acabar le severidad de alguna de sus leyes.
En el año 649, después de que los obispos lo solicitaran voluntariamente, saltándose otra vez el canon 75 del IV Concilio de Toledo celebrado en tiempos de Sisenando, asoció al trono a su hijo Recesvinto. Juntos gobernarían cuatro años y nueve meses.
Chindasvinto comenzaría una tarea que terminaría su hijo Recesvinto: crear un nuevo código de derecho que uniera en una ley única que sirviera para juzgar a todos sus súbditos fueran visigodos o hispanorromanos sin que los jueces tuvieran que consultar el Breviario de Alarico y el Código de Leovigildo. Será el “Liber Ioduciorum”, terminado por Recesvinto y publicado en el año 654.
Chindasvinto murió el 30 de septiembre de 653 a la edad de 89 años. Se había casado con Riciberga. Juntos fueron enterrados en el monasterio de San Román de Hornija de Valladolid.
Una leyenda afirma que Chindasvinto y Riciberga dejaron tres hijos: Recesvinto, Teodofredo y Favila. Este último sería el padre de don Pelayo, el caudillo astur.
Fuentes:
La España de los Siglos VI a XIII
Los Visigodos, Hijos de un Rey Furioso
Imagen:
José de Madrazo, Museo del Prado