La historia de los Reyes Magos o Sabios venidos de Oriente

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La historia de la llegada a Belén de unos reyes magos o sabios venidos de oriente para adorar a Jesús se narra en el Evangelio de San Mateo (2:1-12). Después del nacimiento de Jesús, unos sabios procedentes del este llegaron a Jerusalén buscando al «rey de los judíos« porque habían visto su estrella en el oriente y venían a adorarlo.

El rey Herodes, al enterarse de esto, se sintió amenazado y consultó a los principales sacerdotes y escribas sobre dónde debía nacer el Mesías. Estos le informaron que sería en Belén, de acuerdo con las profecías. Los magos siguieron su viaje, guiados por una estrella que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño Jesús.

Al encontrar a Jesús, le ofrecieron regalos de oro, incienso y mirra. El oro representa la realeza de Jesús, su carácter de rey. El incienso simboliza su divinidad, ya que el incienso se usaba en el culto a Dios. La mirra alude a su humanidad y a su muerte, pues se utilizaba para embalsamar. Los magos tomaron otro camino para volver a su país y no encontrarse con Herodes.

Por cierto, San Mateo nada dice de si eran dos, tres o trescientos. Tampoco afirma que uno fuera negro, que otro tuviera la barba blanca y el otro la barba castaña. Tampoco afirma que se llamaran Gaspar, Melchor o Baltasar. Sí que aparecen sus nombres en alguno de los llamados «evangelios apócrifos». Por ejemplo sus nombres se muestran en el «Evangelio Armenio de la Infancia», que data del siglo VI, donde se menciona por primera vez a estos tres personajes como Melkon (Melchor), Gaspar y Balthasar (Baltasar).

Representado en el arte de las catacumbas, a partir del siglo XII se consagró el número de tres reyes, asociado a las tres partes del mundo entonces conocidas (Europa, Asia y África), a la Trinidad y las tres edades del hombre, es decir, la infancia, la madurez y la vejez.

Sus vestimentas evolucionan del traje persa con gorro frigio a largas túnicas y coronas reales, adaptadas en el arte renacentista a las modas y usos de las cortes europeas como la de los Médici en Florencia, más tarde orientalizadas por el gusto de Rubens. Ofrendan al niño oro, incienso y mirra, que traen en bandejas o diversos objetos de orfebrería.

Excepcional es el mosaico que encontramos en la Basílica de San Apolinar Nuovo en Rávena, datado en el siglo VI d.C. y considerado como una de las primeras representaciones conocidas de los «Sabios de Oriente». En él aparecen en procesión tres personajes vestidos a la moda oriental, tocados con un gorro frigio, en actitud de realizar una ofrenda, y sobre sus cabezas tres nombres: «Balthassar, Melchior y Gaspar«, aportando detalles significativos a la historia.

En fin, esta es la historia de los reyes magos o sabios venidos de oriente

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