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La carne de cerdo que salvó las reliquias de San Marcos

Carne de cerdo San Marcos

En el año 828, dos comerciantes venecianos, Buono de Malamocco y Rustico de Torcello, desembarcaron en el puerto de Alejandría, entonces bajo dominio musulmán. Su propósito era tan arriesgado como devoto: rescatar las reliquias del evangelista San Marcos, veneradas desde hacía siglos en una pequeña iglesia copta próxima al puerto.

Los mercaderes, que actuaban bajo las órdenes del dogo Giustiniano Particiaco, lograron hacerse con el cuerpo del santo gracias a un acuerdo con los monjes custodios. Sin embargo, trasladar aquellas reliquias a territorio cristiano no era tarea sencilla. Los inspectores musulmanes registraban minuciosamente cada navío que abandonaba Alejandría, y la pena por contrabando de reliquias era la muerte.

El ingenio de los venecianos

Fue entonces cuando los comerciantes recurrieron a una estratagema tan ingeniosa como audaz: ocultaron el cuerpo de San Marcos bajo capas de carne de cerdo salada. Sabían que el cerdo, considerado impuro por el Islam, provocaría el rechazo inmediato de los guardias. Y así ocurrió.

Cuando los funcionarios se acercaron a revisar la carga y descubrieron el contenido, carne de cerdo apilada sobre un cesto cubierto con paños, se apartaron con gesto de desagrado y permitieron que la mercancía saliera del puerto sin más preguntas. La artimaña había funcionado: el santo había escapado oculto entre lo prohibido.

La llegada a Venecia

El barco, impulsado por los vientos del Mediterráneo, arribó días después a la laguna veneciana, donde el dogo y el clero recibieron el cuerpo del santo con una solemne procesión. Aquel acontecimiento, relatado en el Translatio Sancti Marci del siglo IX, fue interpretado como un signo divino: Dios había querido que San Marcos descansara en Venecia.

Nacimiento de la Basílica de San Marcos

El dogo ordenó construir un templo para albergar las reliquias. Así nació la primera Basílica de San Marcos, levantada junto al Palacio Ducal, que sería reconstruida en el siglo XI tras un incendio y consagrada en 1085. Desde entonces, el evangelista se convirtió en patrono de la ciudad, y su emblema, el león alado, pasó a representar el poder y la identidad de la Serenísima República de Venecia.

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