campanas de santiago robadas por almanzor

El robo de las campanas de Santiago por Almanzor

En el año 997, el caudillo musulmán Almanzor (Abu Amir Muhammad ibn Abi Amir) emprendió una de las campañas más audaces de su carrera militar: la expedición contra Santiago de Compostela, corazón espiritual de la cristiandad hispana y meta de peregrinación de toda Europa. Su objetivo era claro: golpear el símbolo más venerado del norte cristiano y demostrar la supremacía del califato de Córdoba.

La ciudad fue tomada sin apenas resistencia. Según las crónicas, Almanzor respetó el sepulcro del Apóstol Santiago, pero incendió y saqueó la catedral. Entre los tesoros confiscados se encontraban las campanas del templo, cuya resonancia había llamado durante décadas a los fieles del Camino. Como gesto de humillación, ordenó que fuesen transportadas hasta Córdoba a hombros de cautivos cristianos, atravesando la península de norte a sur.

Las campanas convertidas en símbolo de humillación

El destino final de las campanas fue la Mezquita Aljama de Córdoba, donde —según la tradición— fueron fundidas y convertidas en lámparas para iluminar el mihrab. Aquel traslado, de más de 800 kilómetros, se convirtió en un símbolo de derrota para los reinos cristianos. El cronista Ibn Hayyan, uno de los principales historiadores del califato, relató que Almanzor “no dejó iglesia ni monasterio en Galicia sin destruir”. Sin embargo, la leyenda cristiana transformó aquel acto de saqueo en una historia de redención futura.

La restitución bajo Fernando III el Santo

Dos siglos y medio después, en 1236 y en plena Reconquista, el rey cristiano Fernando III el Santo conquistó la ciudad de Córdoba. Este evento abrió la puerta a la restitución del agravio de 997:

  • El Retorno Legendario: La leyenda popular más extendida afirma que Fernando III encontró las campanas originales convertidas en lámparas y, como acto de justicia poética y venganza, obligó a los musulmanes prisioneros a cargarlas de vuelta a Santiago a hombros, recorriendo la misma ruta de la humillación, pero en sentido contrario.
  • La Realidad Histórica (Probable): Los historiadores sugieren que las campanas originales probablemente ya no existían como tales (al haber sido fundidas). Lo más probable es que Fernando III, al tomar posesión de Córdoba, ordenara que se fundieran materiales de la Mezquita (posiblemente las lámparas hechas con el bronce de las campanas y otros bronces) para crear nuevas campanas, las cuales sí fueron transportadas por los cautivos musulmanes.

Independientemente de si regresaron las «mismas» campanas o nuevas fundidas con el material original, el resultado final fue el mismo: el simbólico retorno de la «voz de Santiago» a su templo, completando un ciclo épico de dos siglos y medio.

Hoy en día, la campana más famosa de la Catedral, la Berenguela (ubicada en la Torre del Reloj), es una réplica moderna, pero su historia y la de sus antecesoras están intrínsecamente ligadas a aquel robo legendario de 997 y a la posterior restitución de Fernando III.

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