El gran «castrato» Farinelli
El 24 de enero de 1705 nació en la ciudad italiana de Andria el famoso cantante de ópera “Farinelli”, el más grande de los “castrato” de la historia. Llegó a ser tan famoso que el rey Felipe V de España lo tuvo a su vera durante 25 años con su canto le “curara” su melancolía.
¿Y qué era un “castrato” se preguntarán ustedes? Pues una persona castrada en “beneficio” de la música. Un buen número de niños que despuntaban cantando fueron castrados en Italia antes de que llegaran a la pubertad (normalmente antes de los nueve años) para tratar de que mantuvieran el timbre infantil y llegaran a ser unos excepcionales sopranos.
Los castrato (castrati en plural) surgieron en Italia a finales del Renacimiento y alcanzaron su apogeo en el período barroco durante los siglos XVII y XVIII. A pesar de que la castración fue prohibida en gran parte de las ciudades de Italia (el Papa Clemente XIV prohibió formalmente la castración en 1773), se siguió practicando en secreto. Numerosos niños quedaron mutilados y otros muchos acabaron muriendo debido a la práctica de la ablación de los testículos. El pene lo seguían conservando.
Farinelli, realmente llamado Carlo María Michelangelo Nicola Broschi, sufrió la castración, según se adujo pues por entonces esta práctica estaba prohibida, debido a la caída de un caballo. También es cierto que era costumbre que las autoridades hicieran la vista gorda cuando se descubría un caso. Todo fuera por la música.
Fue una estrella de la ópera barroca interpretando papeles principales en obras de compositores como Handel, Porpora y Hasse . Se convirtió en una figura destacada del estilo operístico napolitano, que enfatizaba el virtuosismo vocal.
Entre sus papeles más icónicos están los de las óperas «Artaserse» de Leonardo Vinci y «Polifemo» de Porpora. Su interpretación de la famosa aria «Son qual nave ch’agitata» (de Artaserse ) se considera uno de los momentos más brillantes de su carrera.
Como hemos dicho al principio, abandonó los escenarios en 1737 para cantar para el rey Felipe V de España que andaba enfermo de melancolía. Otros dicen, coloquialmente, que estaba como una regadera.
El cantante italiano vino a Madrid para pasar unos días y acabó quedándose en España veinticinco años. El monarca le hizo cantar durante todas las noches de dos décadas las mismas arias. Tanto aprecio le tuvo Felipe V que llegó a considerarle su primer ministro. Fue también director del Coliseo del Buen Retiro de Madrid y del de Aranjuez, elevado a la condición de caballero en 1750 y condecorado con la cruz de Calatrava.
En 1760 se retiró a Bolonia para disfrutar de su ganada fortuna.