El día que el Gran Capitán capturó a un hijo del papa Alejandro VI

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Gran Capitán

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¿Saben que el Gran Capitán tomó prisionero a un hijo del sumo pontífice Alejandro VI el 26 de mayo de 1504 y lo envió a España?

Se trataba de César Borgia, o si prefieren su nombre en español, César de Borja. ¿El motivo de su captura? El hijo del papa se había unido a los partidarios del rey Luis XII de Francia enemigo del papa Julio II y de Fernando II de Aragón, el Católico. Por entonces ya había fallecido su padre, el papa Alejandro VI.

¿Era normal que los papas tuvieran hijos en el siglo XVI?

Raro no era. Alejandro VI, nacido en Játiva bajo el nombre de Rodrigo Lanzol y de Borja, en italiano recordado como Rodrigo Borgia, tuvo al menos nueve hijos. Sólo dos de ellos los tuvo siendo cabeza de la Iglesia Católica: Juan de Borja y Rodrigo de Borja.

El caso es que Gonzalo Fernández de Córdoba capturó a César de Borja el 26 de mayo de 1504 en Nápoles a pesar de que el Borgia quería pasarse al partido fernandino y lo envió a Cartagena a bordo de una galera. Fue encerrado en el castillo de Chinchilla del que intentó escaparse tirando al alcaide desde el alto de una torre.

Debido a ese intento de fuga fue trasladado a otra ciudadela, el castillo de la Mota sito en Medina del Campo. Después de pasar al menos dos años prisionero en la citada fortaleza, en octubre de 1506 César Borgia logró escaparse gracias a la ayuda de un enemigo del rey Fernando, el conde de Benavente. Éste pagó al capellán del castillo y a varios criados para que ayudaran a escapar al hijo del papa Alejandro VI. Para despistar, los cómplices de la fuga colocaron una soga en una ventana para hacer pensar que se había escapado descendiendo por la fachada. En realidad salió por la puerta del castillo y montado en un caballo.

César Borgia se puso al servicio de Juan III de Albert, último rey iure uxoris de Navarra. Murió el 11 o el 12 de marzo de 1507 en Viana en una emboscada de las tropas del conde de Lerín.

Estuvo enterrado en la iglesia de Santa María de Viana hasta que a mediados del siglo XVI un obispo decidió sacar sus restos del templo al considerar que era un sacrilegio que sus restos estuvieran en lugar sagrado. Ordenó que fueran enterrados en la calle Mayor “para que en pagos de su culpas le pisotearan los hombres y las bestias”. Actualmente se encuentran a los pies de la portada de la iglesia de Santa María bajo una lápida de mármol en la que se puede leer “César Borgia generalísimo de los ejércitos de Navarra y pontificios muerto en campos de Viana el XI de marzo de MDVII.”

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