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El Pacto de Santoña: la rendición del nacionalismo vasco en 1937 traicionando a la República

El 24 de agosto de 1937 tuvo lugar el conocido Pacto de Santoña, un acuerdo que marcó la recta final de la Guerra Civil en el norte de España. Ese día, los nacionalistas vascos, a través del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y su brazo armado, el denominado Ejército de Euzkadi, se rindieron a las tropas italianas del Corpo Truppe Volontarie, enviadas por Mussolini en apoyo a Franco. La decisión supuso un duro golpe para la Segunda República, pues significó la pérdida de Santander y, poco después, de Asturias, quedando liquidado el frente norte republicano.

Un pacto secreto con los italianos

El 22 de agosto, las unidades vascas habían abandonado sus posiciones en la defensa de Santander, iniciando conversaciones secretas con los italianos en busca de una rendición pactada. El acuerdo contemplaba la entrega de las armas a cambio de la evacuación en barcos británicos de dirigentes nacionalistas, funcionarios, oficiales y soldados vascos. El PNV confiaba en que, por ser un partido de tradición católica y hostil al comunismo, los fascistas italianos respetarían el trato.

La desautorización de Franco

Sin embargo, Franco se opuso tajantemente a que los italianos actuasen con autonomía y desautorizó el pacto. El resultado fue que únicamente 533 heridos pudieron ser embarcados en un mercante inglés, mientras que unos 20.000 soldados vascos fueron hechos prisioneros. Muchos de ellos, desmoralizados, optaron por integrarse en las brigadas navarras del ejército franquista, mientras que otros fueron enviados a batallones de trabajo o a prisión.

El destino de los republicanos no vascos

El pacto excluía deliberadamente a miles de combatientes republicanos no vascos —asturianos, cántabros y brigadistas internacionales— que resistían en el mismo frente. Para ellos no hubo más salida que la cárcel. Numerosos prisioneros terminaron en el penal de El Dueso, en Santoña, donde una parte fue condenada a muerte tras consejos de guerra sumarísimos.

Una maniobra política fallida

La maniobra política del PNV buscaba salvar a su militancia, preservando un futuro protagonismo vasco dentro de un escenario internacional incierto, pero fue percibida por gran parte de la opinión republicana como una traición. El Gobierno de la República nunca reconoció el acuerdo y los comunistas lo explotaron como símbolo de deslealtad nacionalista.

El Pacto de Santoña quedó así como un episodio controvertido: un intento de rendición negociada que, en la práctica, resultó un fracaso y selló la suerte del norte republicano. Sus consecuencias políticas y morales marcaron durante décadas la memoria colectiva del nacionalismo vasco y del bando republicano.

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