Burka o niqab
La distinción fundamental entre el uso del burka o niqab y el hábito de una monja católica reside en un solo concepto: la libertad.
Burka y niqab: una imposición que anula la identidad
En contraste con las creencias populares, el Corán no obliga a las mujeres a cubrirse el rostro. Sin embargo, una interpretación radical de la ley islámica en ciertos países ha impuesto el burka y el niqab. Estas prendas no solo ocultan el cuerpo y el rostro, sino que anulan la identidad y toda expresión facial de la mujer.
El burka, con su pequeña rejilla para ver, convierte a la mujer en una figura anónima e invisible en el espacio público. Esto la separa de la sociedad y refuerza su papel subordinado en la cultura musulmana. En esencia, el burka y el niqab son barreras físicas que niegan a la mujer su derecho a existir como persona visible e identificable. Estas prendas eliminan la elección personal sobre su apariencia y su rol social.

El hábito de la monja: un símbolo de compromiso personal
Por otro lado, el hábito de una monja católica es un símbolo de una elección personal. Inspirado en la vestimenta modesta de la Europa medieval, no es una imposición. Es una prenda que las mujeres eligen libremente al consagrar su vida a la religión.
Este hábito simboliza humildad, pobreza y renuncia al mundo, pero no aísla a la monja de la sociedad. De hecho, le permite participar plenamente en la vida pública mientras representa su compromiso con una vocación que ha aceptado por voluntad propia. Es un signo visible de una decisión personal y libre.
En resumen, mientras que el burka y el niqab le quitan a la mujer su libertad de decidir cómo presentarse ante el mundo, el hábito de la monja representa su libre albedrío para elegir un camino de fe.
Tampoco es cierto muchas lo hacen libremente para protegerse de miradas incidentes y hambrientas en deseo por parte de los hombres que una mujer en su vestimenta se ponga esa prenda no quiere decir que sea débil sino todo lo contrario muchas veces las más fuertes son islámicas un ejemplo claro de ello es que en la mayoría de países musulmanes como Bangladesh o Pakistán tuvieron dirigentes y presidentas mientras que en muchos países cristianos cómo espana a éstas alturas ni una, respeto los códigos moralistas y eso no está nada mal, las mayores perpetoras de la religiosidad extrema siempre seremos las mujeres pese lo que pese, los tíos estan condicionados al progresismo porque les conviene no ser sustentores y eslomarse por su esposa pero a nosotras nos gustan las buenas tradiciones y costumbres ya sea de la religión que sea.