visita vikinga costas gallegas
El 31 de julio de 844 los vikingos, esos cafres con tan buena prensa, se plantaron por primera vez ante las costas de la Península Ibérica. Primero saquearon Gijón y luego se dirigieron a Betanzos y La Coruña a donde envió un ejército Ramiro I de Asturias. Esta incursión, la primera documentada en la Península Ibérica, marcaría el inicio de un siglo de amenazas escandinavas en las aguas atlánticas y cantábricas.
La llegada de los hombres del norte
Las fuentes medievales, como la Crónica Albeldense y la Crónica de Alfonso III, relatan cómo una flota vikinga, posiblemente procedente de Noruega o Dinamarca, se adentró en el litoral gallego a bordo de sus veloces drakkars. Su objetivo era el saqueo de ciudades costeras, aprovechando la escasa defensa marítima de la época.
Uno de los principales blancos fue la ciudad de A Coruña, situada en la costa norte de Galicia. Allí desembarcaron y atacaron, sembrando el pánico entre la población local.
La respuesta del rey Ramiro I
El monarca asturiano Ramiro I, que por entonces reinaba en el Reino de Asturias, respondió rápidamente a la amenaza. Reunió fuerzas y logró enfrentarse con éxito a los invasores. Las crónicas narran que muchos vikingos murieron en combate y varios de sus barcos fueron destruidos o incendiados. La victoria no solo supuso una defensa eficaz del territorio, sino que demostró que los reinos cristianos del norte de la península estaban dispuestos a resistir frente a enemigos externos.
El ejército de Ramiro I hizo regresar a los bárbaros a sus naves. Las crónicas cuentan que setenta de las naves ardieron frente a las costas gallegas.
Más allá de Galicia: Sevilla, Lisboa y otras ciudades
Tras su fracaso en Galicia, los vikingos no abandonaron su empresa. Continuaron navegando hacia el sur, saqueando Lisboa y posteriormente Sevilla, que en aquel momento formaba parte del Emirato de Córdoba. En Sevilla, causaron una destrucción considerable antes de ser finalmente expulsados por las fuerzas del emir Abderramán II.
El inicio de una era de incursiones
La incursión vikinga de 844 fue solo la primera de varias que afectaron al norte y oeste de la península durante los siglos IX y X. Aunque nunca lograron establecer asentamientos permanentes, su presencia obligó a reforzar las defensas costera.
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