Alfonso II «El Casto», el primer peregrino del Camino de Santiago
Alfonso II “El Casto” sucedió a Bermudo el 14 de septiembre de 791. Bermudo había renunciado al trono después de que sus ejércitos fueran derrotado por los musulmanes en la batalla de Burbia.
Alfonso era hijo de Fruela I y Munica. Su padre murió asesinado por los partidarios de Aurelio en 768 cuando Alfonso tenía cinco o seis años. Después del asesinato tuvo que refugiarse en un monasterio de Samos según un documento otorgado por Ordoño II que así lo narra.
Era hijo del rey Fruela, como ya hemos escrito, nieto de Alfonso I y bisnieto de Pelayo. Pudo llegar al trono en el 783 cuando falleció el rey Silo sin sucesión, pero su tío Mauregato le desplazó en el trono.
Cuando llegó al poder Alfonso no era un joven inexperto: era experimentado en intrigas palaciegas, en tareas de gobierno pues había estado asociado a esas obligaciones en el reinado de Silo y tenía 30 años.
Fue el primer monarca asturiano que recuperó costumbres y símbolos procedentes de la monarquía visigoda. De hecho, su coronación siguió el rito visigodo de la unción de tiempos del rey Wamba.
Además, dividió el reino en distritos colocando a la cabeza de cada uno de ellos un conde y utilizó el “Liber iudiciorum” visigodo como fuente de derecho y base legal.
Una de las primeras decisiones que adoptó Alfonso II “El Casto” fue trasladar la capital del reino de Asturias de Cangas de Onís a Oviedo, lugar de su nacimiento, al estar más protegida por los montes cercanos y situado en una posición más centrada.
En el 794 tuvo que afrontar una aceifa musulmana enviada por Hicham I que envió un ejército hacia Álava y otro hacia Asturias que logró llegar a Oviedo saqueándola. Alfonso II los dejó hacer y atacó a los musulmanes cuando regresaban hacia Córdoba en una zona pantanosa llamada Lutos matando al general que los lideraba, Abd al-Malik.
A pesar de esta victoria los musulmanes volvieron al año siguiente y volvieron a saquear Oviedo, pero sin lograr apresar al rey astur que era realmente el objetivo que buscaban. Del mismo modo que la vez anterior, los invasores volvieron a sufrir numerosas bajas en un ataque cuando volvían a Córdoba.
En el 796 los musulmanes volvieron a intentarlo otra vez con parecido resultado a los dos anteriores. A partir de entonces ya no volvieron a internarse en el reino de Asturias durante el reinado de Alfonso II a través de los puertos de la cordillera cantábrica quedando limitados a las comarcas fronterizas del Ebro y en alguna ocasión contra Galicia.
Ese mismo año de 796 muere en Córdoba Hicham I sucediéndole al-Hakam que tiene que enfrentarse a revueltas internas y procedentes del norte de África que tratan de quitarle el emirato. Esa dedicación hará que el nuevo emir no tenga sus ojos en Asturias sino en acabar con aquellos que tratan de disputarle el trono.
Durante este impasse Alfonso II mandó misiones a sitios tan lejanos de Asturias como Lisboa y Guadalajara enviando parte del botín al rey franco Carlomagno con el que habría establecido algún tipo de alianza. De hecho, Alfonso II se casaría con una hija o una pariente del emperador llamada Berta con la que no mantuvo relaciones sexuales. Por esta última razón se llama a Alfonso II, el “Casto”.
Según la Crónica Albeldense, una revuelta palatina le mantuvo alejado del trono de forma temporal en el año 802. Durante el tiempo en que se tardó en sofocar la rebelión, Alfonso estuvo recluido en un monasterio que podría haber estado en el actual lugar de Ablaña donde habría recibido las órdenes monacales. De ahí tratan explicar algunos el motivo por el que Alfonso II siempre se mantuviera “casto”. Parece ser que su estancia en el monasterio no fue voluntaria, pues de allí “fue sacado por un tal Teudano y otros fieles y restituido al trono de Oviedo”.
En el año 822 subió al trono cordobés el emir Ab al Rahman II. Comenzó su reinado enviando ejércitos que atacaron la Marca Hispánica de Carlomagno y el reino de Pamplona.
En el año 825 el ataque fue dirigido hacia Asturias. Ab al Rahman II lanzó una gran ofensiva con tres direcciones diferentes: una contra Álava al mando de un tal Ubayd Allah dos contra Galicia, al mando de los hermanos Quraisies, Malik y Al Abbas. Alfonso II se concentró en defenderse de los ejércitos que iban hacia Galicia. El primer ejército fue desbaratado por los cristianos en un lugar donde transcurre el río Tea y enlaza con el río Borbén. El segundo fue derrotado en la confluencia del río Navia con el río Narón.
Después de estas derrotas Ab al Rahman II tuvo que hacer frente a varias rebeliones internas que le hicieron quitar el foco de Asturias. Uno de esos rebeldes se llamaba Mahmuth y se había levantado en Mérida. Derrotado, huyó hacia el norte y pidió protección a Alfonso II que le permitió instalarse en Galicia aproximadamente hacia 833. Pero resulta que el tal Mahmuth se puso a conspirar contra el rey asturiano con el apoyo del emir de Córdoba. En cuanto Alfonso II tuvo conocimiento de la felonía, acudió con un ejército al emplazamiento del desagradecido Mahmuth, hacerlo preso, cortarle la cabeza y dar muerte a todo aquel que le acompañaba.
La Tumba del Apóstol Santiago
Entre los años 819 y 829 se halló la tumba del apóstol Santiago en una pequeña aldea de la actual provincia de La Coruña, Iria Flavia. Según la leyenda un monje llamado Pelayo explicó que una lluvia de estrellas varias noches sobre el mismo lugar le dirigieron a un bosque donde encontró tres sarcófagos de piedra, uno mayor y dos pequeños. El mayor sería el del apóstol Santiago. Ese lugar se llamó “Campus Stellae”, Campo de Estrellas que luego derivó en Compostela. Informado el rey del hallazgo acudió al lugar con su séquito siendo considerado por tanto el primer peregrino del Camino de Santiago. En el año 834 ordenó construir sobre la tumba una iglesia origen de la actual Catedral de Santiago de Compostela que posteriormente sería remozada y ampliada por Alfonso III el Magno. Santiago se convertirá en el patrono del reino.
La Cruz de los Ángeles
También es el responsable de que en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo se encuentre la Cruz de los Ángeles, una cruz de oro magníficamente labrada que lleva el siguiente lema: “Con este hombre es defendido el hombre piadoso. Con este símbolo es vencido el enemigo”.
Alfonso II falleció el 20 de marzo de 842 tras cincuenta años de reinado. Murió sin descendencia y virgen pues ni con su esposa Berta mantuvo relaciones. Fue enterrado en el panteón de la iglesia de Nuestra Señora del Rey Casto de Oviedo mandado construir por el propio monarca. Actualmente se podrían encontrar en el Panteón de Reyes de la Catedral de Oviedo que se encuentra en el interior de la Capilla del Rey Casto.
Le sucedió Ramiro I. Las Crónicas hacen suponer que antes de acceder al trono tuvo alguna responsabilidad de gobierno cedida por Alfonso. Parece ser que Alfonso tenía en gran estima a Ramiro y lo estuvo preparando para que lo sucediera recibiendo una esmerada educación tanto miitar como cultural.