El Dos de Mayo de 1808, un día de furia contra los invasores franceses en Madrid
Cientos de madrileños murieron ese día en Madrid: luchando contra el francés o fusilados.
El Dos de mayo de 1808 cientos de españoles de Madrid se rebelaron contra aquellos que intentaban hacer de España una provincia de Francia. El levantamiento se inicio frente al Palacio Real al grito que «nos lo llevan, traición» ¿A quién se llevaban los franceses?
«Se han llevado a nuestro rey y se quieren llevarse al resto de la Familia Real. ¡Muerte a los Franceses!» grita Blas Molina, cerrajero al servicio de Fernando VII. Él fue el que avisó a los madrileños de que se llevaban al infante Francisco de Paula, hijo menor del rey Carlos IV.
A pesar de que el propio infante desde un balcón del Palacio Real trata de tranquilizar a los madrileños que se van agolpando frente a su fachada diciéndoles que no se va a ir, estos no se lo creen. En esto estamos cuando aparecen unos soldados franceses…
Con bastante poca mano izquierda y propósito asesino, unos soldados franceses enviados por el mariscal Murat primero disparan al aire para disolver a la multitud y seguidamente disparan a matar. Los primeros madrileños de la jornada caen muertos frente al Palacio Real.
Los franceses, que se temían una revuelta de los madrileños, estaban preparados para sofocarla. Después de la fusilería, los gabachos utilizan cañones y caballería para tratar de disolver a la multitud por las calles aledañas al Palacio Real.
Cerca del Palacio Real se encuentra la Iglesia de Santiago. Por delante pasan los madrileños que huyen del Palacio. En la Iglesia trabajan unos albañiles que al ver a sus paisanos huir de los gabachos les hacen frente tirándolos tejas. Serán fusilados en la montaña de Príncipe Pío.
En el Arco de Cuchilleros un sacerdote arenga a un grupo de madrileños para que se enfrenten a los franceses. Un feligrés pregunta al sacerdote si no es pecado matar a un francés: «No, se hace una obra meritoria al eliminar a la patria de un enemigo violento».
En la cárcel de Corte los 61 presos que allí se encuentran encerrados piden permiso para «matar franceses».
Concedida la venia se dirigen a la Plaza Mayor que se encuentra a 100 metros y les quitan un cañón a los gabachos. Con ese cañón desbaratan a un escuadrón de infantería.
«En ésta, bajo el arco de la calle Nueva, los artilleros franceses de un cañón de a ocho libras se ven acometidos por medio centenar de hombres mal vestidos, sucios e hirsutos, que se han ido acercando a saltos, en pequeños grupos, resguardados en zaguanes y soportales.
Se trata de los presos liberados de la cercana Cárcel Real, en la plazuela de la Provincia, que tras dar un rodeo caen sobre los franceses con la contundencia propia de su cruda condición, armados con pinchos, navajas y cuantas armas han podido coger por el camino.
Atacados desde varios sitios a la vez, los artilleros son descuartizados sin misericordia junto al cañón y despojados de ropa, fusiles, sables y bayonetas. Luego de aliviar a conciencia los cadáveres,…, asesorados por un gallego llamado Souto dan la vuelta al cañón.»
En la Puerta del Sol cientos de madrileños se agolpan frente a la Real Casa de Correos tratando de saber lo que está ocurriendo e increpan a los soldados franceses que allí se encuentran. Algunos incluso los agreden.
Un lugarteniente de Murat logra escapar de la refriega en Puerta del Sol y avisa a un contingente de tropas francesas que se encuentra en el Retiro. 30.000 soldados franceses rodean Madrid. Enseguida llegan a la Puerta del Sol y cargan contra los que allí se encuentran.
Los primeros en llegar son los mercenarios mamelucos de Napoleón. Cargan contra los madrileños que se encuentran en la Puerta del Sol que se defienden bravamente. Algunos se refugian en la Iglesia del Buen Suceso. Los franceses los sacan de la Iglesia y los fusilan.
En la Puerta de Toledo, entrada de Madrid, cientos de madrileños montan barricadas con carros, piedras, etc., para impedir que entren más tropas francesas. Contra todo pronóstico los gabachos no logran vencer a un grupo de carniceros, panaderos,…, armados toscamente.
La resistencia de los madrileños en la Puerta de Toledo acaba en una masacre que se repite en la plaza de la Cebada. Algunos madrileños se lanzan contra los coraceros franceses desde sus balcones.
¿Y el Ejército Español? Sus mandos les han ordenado permanecer en sus cuarteles sin contacto con los madrileños (¿De quién fue la orden?). Sin embargo en el Parque de Artillería de Monteleón ocurre la excepción. Entregan armas a los sublevados que allí han acudido a pedir ayuda.
Los capitanes Daoíz y Velarde acceden a la petición de las armas y las reparten entre los sublevados. Al llegar los franceses a la actual plaza del Dos de Mayo, Daoíz ordena disparar los cañones. En un principio los gabachos no pueden con la resistencia española.
Los franceses envían a 2000 soldados de la brigada Lefranc para acabar con la resistencia del cuartel. Velarde muere de un disparo en el corazón y Daoíz lucha con una grave herida en la pierna. Al acabarse las municiones, los franceses ocupan el cuartel.
En el cuartel de Monteleón murió debido a la metralla Clara del Rey, que acudió en ayuda de sus marido y sus hijos que estaban en el cuartel. También fue asesinada por los franceses cerca del cuartel Manuela Malasaña y Benita Pastrana que estaba a cargo de un cañón.
Daoíz, antes de morir, logró atravesar con su sable el pecho del general francés Lagrange que tuvo la osadía de acercarse a él cuando estaba en el suelo y llamarle traidor. Daoíz fue mortalmente herido a causa de los bayonetazos de unos granaderos franceses.
¿Cómo se denominan a los leones del Congreso de los Diputados? Daoiz y Velarde. Ambos fueron enterrados en la Iglesia de San Martín de Madrid. Por la tarde el alcalde de Móstoles declaró la guerra a Francia y la sublevación se generalizó por toda España en unas tres semanas.
El mismo 2 de mayo de 1808, el Mariscal Murat ordena el fusilamiento de todos aquellos «q durante la rebelión han sido presos con armas». La noche del 2 al 3 de mayo se fusilan cientos de madrileños en varios puntos de Madrid. Goya hizo famoso el fusilamiento de los patriotas que tuvo lugar en Príncipe Pío.
El 2 de mayo de 1808 murieron peleando, fueron asesinados, ejecutados, 406 españoles de los que se tenga constancia. Otros 147 españoles resultados heridos. Vienen recogidos en el libro «Muertos y heridos el dos de mayo de 1808 en Madrid» de Juan Pérez de Guzmán.
«Ramona García Sánchez, de 34 años, fue una de las más animosas heroínas del Parque de Artillería. Herida de un balazo la recogió en una camilla la Santa Hermandad del Refugio y la condujo al Hospital General estando ya muy desfallecida y casi desangrada».
«Miguel Castañeda y Antelo, natural de Bogueiro, oficial de albañil. Trabajaba en la obra de Santiago, y con otros arrojó las herramientas para lanzarse al enemigo patrio. Salió persiguiendo y matando franceses sin más armas que la navaja. Recibió un tiro en el bajo vientre.»
«Donato Archilla Valete, de 18 años, batióse en la Plaza de Antón Martín. Preso por los franceses, conducido al Prado y fusilado en las tapias de Jesús. Su compañero de combate, Pedro Montalvo, sin temor al peligro que corría, lo siguió hasta el lugar del suplicio y lo animó.»
Murat, por cierto, murió fusilado el 7/12/1815 en Nápoles. «Quién a hierro mata, a hierro muere». El muy desgraciado pidió que no le dispararan a la cara. Lástima que Napoléon no tuviera un final parecido.
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